The Line - Linea a Linea sobre el plano de lo real
En sus inicios, la fotografía sugería la posibilidad de aprehender el mundo exterior con la mayor precisión jamás conocida, como si se hubiera derribado la barrera entre la realidad y el observador. Pronto veríamos que esta idea fascinante, no era posible. La distancia entre la realidad y la representación, el arte y la vida, era mayor de lo que habíamos visualizado y la mímesis no era posible. Podemos encontrar ahí, en lo más básico y profundo de la fotografía, una primera línea; esa que separa la realidad del mundo de nuestra interpretación de la misma, mediada ésta última por los parámetros del lenguaje fotográfico y por la propia tecnología. Una distancia a veces más clara, a veces más difusa.
A partir de aquí y extrapolando esta idea, podemos decir que vivimos una experiencia continua de separación -entre espacios o entre ideas- que podemos entender a través de líneas divisorias. Líneas que marcan las diferencias y también los límites. De esta impresión, surge el proyecto actual.
Desde un punto de vista personal, dicha experiencia viene marcada inevitablemente por la sensación de frontera vivida por quien transita entre dos países y dos continentes, como es mi caso, entre Perú y España, América y Europa. Pero no solo eso. Cuando hablamos de espacios separados por líneas, estamos hablando de cualquier experiencia de lo heterogéneo. Desde lo físico y desde lo emocional y vital.
La otra interpretación de las líneas en el proyecto, deriva de la idea de límite, es decir, de la íntima sensación de impotencia para traspasar una barrera. Y por qué no, de la incapacidad para dar ese salto necesario al otro lado de la línea, al espacio desconocido, al diferente, al que no comprendemos y que por tanto puede resultarnos aterrador o sublime.
En lo que concierne al trabajo, este se desarrolla a través de la búsqueda y encuentro permanente con las líneas físicas, reales, en diferentes espacios, que terminan siendo el receptáculo, expresión y proyección de emociones e ideas. Escenarios reales, encontrados o preparados donde siempre aparece una o varias líneas. Líneas que separan, líneas que conducen hacia algún lugar, líneas que sirven de soporte, líneas que encierran o marcan algo, o simplemente, ¡lineas que no separan nada!
Lejos de buscar la intersección o la comunicación entre mundos, se investiga el salto, la singularidad, lo que no se toca.
Que la separación y los límites marcados en el plano fotográfico sean salvables o no, queda de mano de la interpretación personal del espectador. Dicha lectura resultará, no obstante, mediada por la subjetividad, la imaginación, los miedos y las esperanzas puestas por el fotógrafo.